sábado, 27 de diciembre de 2008

miércoles, 24 de diciembre de 2008

La insoportable levedad del ser. Milan Kundera


"Así ocurrió precisamente el día en que encontró por primera vez a Tomás. Iba sorteando a los borrachos en su restaurante, con el cuerpo inclinado bajo el peso de las cervezas que llevaba en la bandeja y el alma estaba en algún lugar del estómago o del páncreas. Y precisamente entonces la llamó Tomás. Aquella llamada fue importante porque provenía de alguien que no conocía ni a su madre ni a los borrachos que diariamente le dirigían los mismos comentarios vulgares. Su condición de forastero lo situaba por encima de los demás.
Y había otra cosa más que lo situaba por encima del resto: tenía en la mesa un libro abierto. En ese restaurante nunca nadie había abierto un libro en la mesa. El libro era para Teresa la contraseña de una hermandad secreta. Para defenderse del mundo de zafiedad que la rodeaba, tenía una sola arma: los libros que le prestaban en la biblioteca municipal; sobre todo las novelas: había leído muchísimas, desde Fielding hasta Thomas Mann. Le brindaban la posibilidad de una huida imaginaria de una vida que no le satisfacía, pero también tenían importancia para ella en tanto que objetos: le gustaba pasear por la calle llevándolos bajo el brazo. Tenían para ella el mismo significado que un bastón elegante para un dandi del siglo pasado. La diferenciaban de los demás."

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Are you experienced? William Sutcliffe

"'What are you reading?', said Liz.
'The Gita', he said, holding up a copy of the Bhagavad Gita.
'Oh, wow', said Liz.
'Is it any good?' I said.
He gave me a patronizing look. 'Good? This is the Gita we're talking about, here. I mean, is the bible any 'good'?' He made the inverted commas with his fingers.
'Dunno. I've never read it. I expect it's got a few good bits.'
He turned to Liz, ostentatiously addressing his comments away from me.
'It is the book. It explains everything you need to know about India. You can't come here and not read it.'
'I thought the Lonely Planet was the book. Is the Bhagavad Gita better than the Lonely Planet, then? Are the prices more to-up-date?'
They both ignored me."

sábado, 6 de diciembre de 2008

1984. George Orwell.


"Pero también resultó claro que un aumento del bienestar tan extraordinario amenazaba con la destrucción - era ya, en sí mismo, la destrucción- de una sociedad jerárquica. En un mundo en que todos trabajaran pocas horas, tuvieran bastante que comer, vivieran en casas cómodas e higiénicas, con cuarto de baño, calefacción y refrigeración, y poseyera cada uno un auto o quizás un aeroplano, habría desaparecido la forma más obvia e hiriente de desigualdad. Si la riqueza llegaba a generalizarse, no serviría para distinguir a nadie. Sin duda, era posible imaginarse una sociedad en que la riqueza, en el sentido de posesiones y lujos personales, fuera equitativamente distribuida mientras que el poder siguiera en manos de una minoría, de una pequeña casta privilegiada. Pero, en la práctica, semejante sociedad no podría conservarse estable, porque si todos disfrutasen por igual del lujo y el ocio, la gran masa de seres humanos, a quienes la pobreza suele imbecilizar, aprenderían muchas cosas y empezarían a pensar por sí mismos; y si empezaran a reflexionar, se darían cuenta más pronto o más tarde que la minoría privilegiada no tenía derecho alguno a imponerse a los demás y acabarían barriéndoles. A la larga, una sociedad jerárquica sólo sería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia."

jueves, 4 de diciembre de 2008

Kamasutra. Luci Gutiérrez. Textos Felipe G. Gago


"El tipo con cara de prisa avanza por la acera. Lleva una gabardina en una mano y un enorme ramo de flores en la otra.
Empieza a lloviznar y el tipo con la cara de prisa ahora mojada se para y mira las nubes como si las pidiera cuentas. Sabe que se debe poner la gabardina si no se quiere empapar. Hace un gesto natural, estira la prenda y se dispone a embocar la mano por la manga, pero ahí está el ramo de flores. Mira a su alrededor, busca algún sitio donde dejar las flores para hacer la maniobra, pero no lo hay.
El tipo con la cara de prisa ahora casi chorreando sujeta el ramo entre sus piernas e, inclinándose hacia atrás, se pone su gabardina lentamente. Durante unos segundos está ahí, en medio de la calle, el hombre mejor dotado de la ciudad, con un enorme ramo de flores entre las piernas, la gabardina abierta, en impúdica exhibición, monumento vivo del porno sentimental."

miércoles, 26 de noviembre de 2008

The boy in the striped pyjamas. John Boyne.

"It was as if it were another city entirely, the people all living and working together side by side with the house where he lived. And were they really so different? All the people in the camp wore the same clothes, those pyjamas and their striped cloth caps too; and all the people who wandered through his house (with the exception of Mother, Gretel and him) wore uniforms of varying quality and decoration and caps and helmets with bright red-and-black armbands and carried guns and always looked terribly stern, as if it was all very important really and no one should think otherwise.
What exactly was the difference? he wondered to himself. And who decided which people wore the striped pyjamas and which people wore the uniforms?."

El maestro y Margarita. Mijaíl Bulgákov.


"Esta vez intervino también el gato:
- Yo sí que parezco una alucinación. Fíjese en mi perfil a la luz de la luna.
El gato se metió en el reguero de la luna y quiso añadir algo más, pero le pidieron que se callara. Entonces dijo:
- Bueno, bueno, me callaré. Seré una alucinación silenciosa - y no dijo nada más.
- Dígame, ¿por qué Margarita le llama maestro? - preguntó Voland.
El maestro sonrió:
- Es una debilidad disculpable. Tiene una opinión demasiado buena de la novela que he escrito.
- ¿De qué trata su novela?
- Es sobre Poncio Pilatos.
Las lengüetas de las velas se tambalearon, bailaron, saltó la vajilla de la mesa: la risa de Voland sonó como un trueno, pero no asustó ni sorprendió a nadie con ella.
Popota rompió a aplaudir.
- ¿Cómo? ¿Sobre qué? ¿Sobre quién?- dijo Voland, dejando de reír-. ¡Es fantástico! Déjeme verla - Voland extendió la mano con la palma vuelta hacia arriba.
- Desgraciadamente, no puedo hacerlo - contestó el maestro-, porque la quemé en la chimenea."

viernes, 7 de noviembre de 2008

Lea Goldberg. Cartas desde un viaje imaginario.


"Dos olores tiene el vino de Rin. Cuando está delante de mí en la terraza de un café, en un jardín o en un balcón, siempre pienso en los claros días de otoño, en montones de hojas centelleando y apagándose y en finas ramas de abedul, desnudas y sutiles con el azul del cielo de fondo. No me gustan las imágenes "clásicas", pero quién puede reistirse a decir que la tierra en esos días otoñales se parece a Danae desnuda, con monedas de oro arrojadas en su seno por la mano de Júpiter.
Y el olor de ese mismo vino, bebido en una habitación cerrada mezclado con el humo de la habitación, es el de los primeros días de primavera en un parque de mi ciudad natal. El cielo es redondo y pálido como un cuenco de porcelana china, y en las avenidas queman las hojas del año pasado: hogueras azuladas, humo del color de la niebla elevándose hacia el cielo, y yo caminando sola por la avenida y recordando perfectamente que ayer me besaste en el hombro, dos veces."

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Mi familia. Daniel Nesquens.


"Mi abuela María
Mi abuela María era la madre de mi padre. La madre de mi tío Ángel y de mi tío Ramón. Mi abuela María tenía un genio de mil demonios. Y no lo tenía dentro de una botella, lo tenía dentro de sí.
"Mi abuela María" es un buen nombre para un pastel hecho en un horno de leña, pero resulta que es mi abuela. Imagino que habrá más abuelas Marías. No lo pongo en duda.
Vivió en el pueblo hasta que mi abuelo Daniel cayó enfermo. Hasta entonces no había salido del pueblo. Bueno, había salido al pueblo más cercano. A Albox, al mercado.
Mi abuela María no decía "sábana", decía "sabena". No decía "zapatos", decía "zapetos". No decía "arteriosclerótico", decía "como te pille te mato"".

viernes, 31 de octubre de 2008

La dama de Duwisib. Eduardo Garrigues.



"Cuando el sol estaba a punto de ocultarse, el cielo se tiñó de los fulgores delirantes que genera la atmósfera transparente del desierto, mientras que la línea del horizonte se adornaba con una delicada cenefa de nubes, que iban cambiando de color según se difuminaba el resplandor del ocaso. Aquel anochecer me proporcionó el tercer éxtasis visual de mi experiencia africana: los dos primeros los había tenido en las llanuras que crucé en tren desde la costa."

martes, 7 de octubre de 2008

Cuadernos de África. Miquel Barceló


"3.I.99, Segu
La túnica, hecha jirones, cosida y recosida, del tío de Bongo. TAMAÑO NATURAL. RETRATO VESTIDO. Sobre tela.
La frontera a la derecha de la República islámica de Mauritania hace un > con el tiralíneas. Me gustaría tener una casa en la esquina: dos paredes harían frontera con Malí y dos con Mauritania.
¿Quién dibujó el mapa de África? En lo que respecta al África occidental, un francés, sin duda. Me gustaría saber quién era, qué pensaba de ello. Qué emoción lo embargaba al dividir las tribus, las familias, como un cocinero japonés que hiciera sashimi."

domingo, 28 de septiembre de 2008

Memorias de África. Lejos de África. Sombras en la hierba. Isak Dinesen


"La noche tropical posee el aire acogedor de la catedral católica romana, en contraste con las iglesias protestantes del norte que puedes visitar sólo cuando te dejan, durante los oficios. Aquí, en esta gran estancia, la gente viene y va, es el sitio donde ocurren las cosas. En Arabia y en África, donde el sol de mediodía te mata, la noche es el tiempo para viajar y trabajar. Las estrellas tienen nombre aquí porque han guiado a los seres humanos desde siglos, conduciéndoles por largas líneas a través de las arenas del desierto y el mar, una hacia el este y otra hacia el oeste, una al norte y otra al sur. Los automóviles funcionan bien por la noche y es agradable conducir bajo las estrellas, y adquieres la costumbre de fijar las citas con tus amigos del campo para el tiempo de la próxima luna llena. Empiezas los safaris con la luna nueva para beneficiarte de un ciclo entero de noches de luna. Te resulta extraño cuando vuelves a Europa encontrarte con que tus amigos de las ciudades viven sin tener en cuenta los cambios de luna y casi la ignoran. La luna nueva fue la señal de acción para el camellero de Kadija cuya caravana se puso en marcha cuando apareció en el cielo. Con su rostro vuelto hacia ella fue uno de los "filósofos que tejen sus sistemas del Universo de la luz de la Luna". Debió de contemplarla mucho, porque la tomó como el signo de la conquista."

martes, 2 de septiembre de 2008

Just like tomorrow. Faïza Guène


"Fate stinks. It's a pile of shit because you've got no control over it. Basically, whatever you do you'll always get screwed. Mum says my dad walked out on us because it was written that way. Back home, we call it mektoub. It's like a film script and we're the actors. Trouble is, our scriptwriter's got no talent. He's never heard of happily ever after."

Una infancia en Marrakech. Esther Freud


"Era una tarde cálida y luminosa y habíamos ido al café al aire libre de Xemaá-El-Fná a cenar: cuencos de bissara, una sopa de guisantes secos y comino con un círculo de aceite de oliva flotando encima. Mamá había acabado y hablaba en francés con un hombre de otra mesa. Bea y yo nos pusimos a explorar el café mientras jugábamos a pillar. La regla básica del juego se la había inventado Bea para librarse de la improbable situación de que llegara a atraparla. Si le rozaba la punta de la manga con mi mano extendida, yo tenía que decir algo, una palabra inventada por mí, pero si ella me veía acercarme, podía salvarse gritando "¡Espantoso!", o "¡Estrafalario!", o ambas en un segundo antes de que llegara a tocarla, y así quedaba libre para alejarse corriendo entre las mesas y las sillas mientras yo jadeaba tras ella... con la cabeza llena de palabras."

El hilo de Penélope. La labor de las mujeres que tejen el futuro de Marruecos. Fátima Mernissi


"La admiración de Delacroix por las alfombras era un hecho sabido. Nunca se cansaba de decir que los cuadros más bonitos que había visto eran alfombras orientales.
Lo curioso es que en ese momento las élites marroquíes no albergaban ningún interés por el estudio de las artes populares, interés que habría llevado inevitablemente a que la población urbana modificase su percepción del campesinado, subrayando sobre todo en este último su condición de generador y guardián del patrimonio cultural. En aquella época, el desprecio por las artes populares, y en especial por las alfombras entendidas como trabajo femenino, formaba parte de la decadencia del país y subrayaba la fractura entre la ciudad y el campo. Yo, sin embargo, pienso que la colonización, con toda su crueldad, nos permitió vernos mejor a nosotros mismos, reflejados en la mirada extranjera. No olvidemos que para los sufíes la mejor manera de conocerse es el contacto con los extranjeros. De ahí la importancia del viaje. Imam Qushairi (siglo XI) recuerda que no es casualidad que los árabes llamasen al viaje safar, sinónimo de "desvelarse":"Llamamos safar al viaje porque desvela el carácter de los hombres.""

domingo, 17 de agosto de 2008

Impresiones marruecas. Apuntes de viaje al Marruecos actual. Manuel Arroyo Durán


"Hoy, como ayer, como desde los primeros días de estancia en este país, volveré a curzarme con los mismos personajes, a oír las mismas palabras y a ver los mismos gestos: Mohamed, Thaisir, el viejo paralítico, las chicas de la peluquería de señoras, la de la pequeña boutique en cuyo interior no he visto jamás a ningún cliente, los jóvenes de la academia de informática de la esquina, los mendigos orinando en la fachada de la iglesia evangelista...
Oiré de nuevo los cánticos de los ciegos y las notas rasgadas de un laúd a las puertas de la vieja medina, junto a niños que malduermen en el suelo -semidrogados- en el regazo de sus "madres de alquiler" y a los lisiados que se empeñan en mostrar sus muñones a cambio de caridad.
Es más fácil dar caridad que otorgar justicia. Ellos lo saben, como saben también que es menos arriesgado y menos violento extender la mano que gritar y manifestaree contra la opresión, la desigualdad y las miserias. También aquí como en la España del nacional catolicismo, en el nombre del todopoderoso, se les utiliza para dar rienda suelta a la lástima y al perdón como antídoto contra los deseos de justicia y las tentaciones revolucionarias."

miércoles, 13 de agosto de 2008

El amor en el Islam. A través del espejo de los textos antiguos. Fatema Mernissi


"Otro tema sobre el cual algunos tienen ideas falsas es el de los harenes. La palabra harem significa literalmente santuario o lugar oculto. Servía para designar, la parte de la casa habitada por la "familia", es decir, por las mujeres y los niños, y rigurosamente vedada a los hombres ajenos a ella, que sí podían acceder al resto de la casa. Esta costumbre, anterior al islam, al igual que el velo, no era exclusiva de los musulmanes, sino que estaba extendida por todo Oriente, con independencia de la religión. Se trataba de un lujo que sólo estaba al alcance de las clases más pudientes de la sociedad; la gente de condición modesta, en efecto, no podía plantearse tener un harén; por otra parte, las mujeres de la clase obrera circulaban a todas horas por las calles yendo y viniendo de su trabajo. "

domingo, 10 de agosto de 2008

El cielo protector. Paul Bowles


"Viraron otra vez, subiendo cada vez más alto; había precipicios por encima de sus cabezas. Al borde de la carretera aparecían a veces altos macizos de cardos muertos, cubiertos de polvo blanco, y desde las plantas las langostas lanzaban un agudo e incesante grito como el sonido del calor mismo. Una y otra vez el valle se hacía invisible, siempre un poco más pequeño, un poco más lejano, un poco menos real. El Mercedes rugía como un avión; el tubo de escape no tenía silenciador. Las montañas estaban allí enfrente, la sebkha se extendía a sus pies. Port se volvió para echarle un último vistazo al valle; la forma de cada jaima seguía siendo discernible y se dio cuenta de que las jaimas eran semejantes a los picos de las montañas, al fondo, en el horizonte. "

miércoles, 6 de agosto de 2008

El harén en Occidente. Fatema Mernissi


"¡En Oriente no existen esas odaliscas pasivas retratadas por Ingres y sus herederos modernos como Matisse! Este último conocía bien las miniaturas persas, ya que él mismo insistió en la importancia que tuvo su visita a la exposición de 1910 en Múnich sobre arte islámico, que el describió como extraordinaria: <[...] las miniaturas persas [...] me mostraron todas las posibilidades de mis sensaciones>. Entonces, ¿por qué no le interesaba el ideal de belleza de Kemal Atatürk de los años veinte, que animó a las mujeres a librarse del velo de una vez, a entrar en su ejército y a pilotar aviones? Parece extraño que un militar oriental como fue Atatürk estuviera soñando con mujeres liberadas mientras un hombre como Matisse, que había crecido en democracia, soñara con odaliscas y con una civilización islámica que él confudía con la pasividad de la mujer."

viernes, 1 de agosto de 2008

Cabezas verdes, manos azules. Paul Bowles


"Marraquech es una ciudad de grandes distancias, plana como una mesa. Cuando sopla el viento el polvo rosáceo del llano se eleva hacia el cielo y oscurece el sol; la ciudad entera, que está enjabelgada de una cal hecha con la tierra rosada sobre la que se encuentra construida, reluce al rojo vivo con una luz de cataclismo. De noche, vista desde la ventanilla del automóvil, no parece muy distinta de de nuestras ciudades del Oeste: kilómetros y kilómetros de luces que se extienden en línea recta por la llamura. Sólo de día se ve que la mayoría de estas luces no iluminan otra cosa que palmerales y descampados vacíos. A lo largo de los años se ha permitido circular a automóviles y a carros de caballos, de los que todavía hay muchos, en las calles situadas fuera de la medina, pero hay que ser un valiente para conducir un coche en el laberinto de callejuelas serpenteantes y llenas de cargadores, bicicletas, carretas, burros y viandantes. Además el único modo de ver algo de la medina es caminando. Para meterte realmente en ella tienes que pisar el polvo y notar en la cara el olor abrasante y polvoriento de los muros de barro."

domingo, 27 de julio de 2008

Makbara. Juan Goytisolo


"para facilitar el primer contacto, la Guide Bleu aconseja subir al atardecer a la terraza florida de algún café, cuando el sol incendia el paisaje urbano y es posible atalayar en su esplendor la ubicua improvisación de su fiesta
Fodor propone, al revés, una irrupción matinal por Bab Fteuh, a fin de captar muy a lo vivo el increíble bric-à-brac de sus mercados
Nagel, Baedeker, Pol, más precavidas, sugieren una aproximación leve y discreta: pillarla de flanco sin prevención ni aparato, y dejarse arrastrar por el gentío hasta desembocar inopinadamente en ella
couleur locale breakaway fascinación
y sin embargo
como una araña, como un pulpo, como un ciempiés que se desliza y escurre, bulle, forcejea, elude el abrazo, veda la posesión
todas las guías mienten
no hay por donde cogerla
ágora, representación teatral, punto de convergencia : espacio abierto y plural, vasto ejido de ideas
campesinos, pastores, áscaris, comerciantes, chalanes venidos de las centrales de autocares, estaciones de taxis, paradas de coches de alquiler somnolientos : amalgamados en una masa ociosa, absortos en la contemplación del ajetreo cotidiano, acogidos a la licencia y desenfado del ámbito, en continuo, veleidoso movimiento : contacto inmediato entre desconocidos, olvido de las coacciones sociales, identificación en la plegaria y la risa, suspensión temporal de jerarquías, gozosa igualdad de los cuerpos"

lunes, 21 de julio de 2008

Sombra sultana. Assia Djebar


"Vas a "salir" por primera vez, Hayila. Llevas las babuchas de vieja y notas el peso de la lana en la cabeza; en tu rostro completamente enmascarado sólo dejas al descubierto un ojo, el agujero justo para que esa mirada de amortajada pueda guiarte. Entras en el ascensor y vas a desembocar en plena calle, con el cuerpo aprisionado dentro de los pliegues del pesado velo. Sola, afuera, empezarás a caminar.
Como un triángulo negro, el ojo mira a derecha e izquierda, y otra vez a la derecha, luego... el corazón se pone a palpitar bajo la tela de lana, la mano de pronto se afloja, agarra con menos nerviosismo el velo por debajo de la barbilla. ¡Poder soltar el extremo de la tela, mirar con la cara al descubierto y hasta levantar la cabeza hacia el cielo, como a los diez años!".

jueves, 17 de julio de 2008

Sueños en el umbral. Memorias de una niña del harén. Fatema Mernissi


"Tía Habiba decía que cualquiera podía conseguir que le creciesen alas. Era simple cuestión de concentración. No tenían que ser necesariamente alas visibles como las de las aves; las invisibles eran igual de buenas, y cuanto antes empezara una a concentrarse en el vuelo, mejor. Pero cuando le rogué que fuera más explícita, se impacientó y me advirtió que algunas cosas no podían enseñarse.
-Es simple cuestión de mantenerse alerta y captar la seda crepitante del sueño alado- me dijo. Pero me indicó también que había dos requisitos previos para conseguir alas-: El primero es sentirse cercada, y el segundo creer que puedes romper el cerco. - Tras un breve silencio embarazoso, tía Habiba añadió otro dato, sin dejar de juguetear con su tocado, lo cual era indicio de que iba a echarme en cara alguna verdad desagradable-. Y hay un tercer requisito en lo que a tí se refiere, cariño, y es que dejes de bombardear a la gente con preguntas ¡Escuchar con los labios sellados, los ojos bien abiertos y los oídos atentos puede aportar más magia a tu vida que tanto merodear en la terraza espiando a Venus y atisbando a la luna llena!"

jueves, 10 de julio de 2008

Las voces de Marrakech. Elías Canetti


"Siempre puede uno subir a la azotea y ver de un solo golpe de vista todos los terrados de la ciudad. Constituye una chata impresión, pues todo parece construido en amplias gradas. Se tiende a pensar que sería posible pasear sobre la ciudad entera. Las callejas no son obstáculo, apenas se ven; se olvida incluso que existan. Muy cerca resplandecen los picos del Atlas, que alguien podría tomar por la cordillera de los Alpes, si la luz sobre ellos no fuese tan intensa y las palmeras no se interpusiesen entre ellos y la ciudad."

domingo, 6 de julio de 2008

Habana Negra. Georgina Jiménez


"Algo tenía la sinuosa cadencia de las habaneras que deleitaba a Sidney. En especial la que escuchaba ahora, la Habanera "Tú". Sintió deseos de asir a Caridad por la cintura y bailar, o más bien dejarse llevar por ella marcando los pasos, pero no estaban en una pista de baile, sino en la glorieta de Prado y Malecón donde, una vez por semana, la banda municipal ofrecía sus conciertos con un ameno repertorio. Esa noche Caridad no trabajaba. Cuando eso ocurría salían a bailar, al cine o al teatro, o simplemente a pasear y, siempre que podían, se llegaban a las funciones musicales nocturnas al aire libre".

miércoles, 2 de julio de 2008

Vida y destino. Vasili Grossman




"En los países totalitarios, donde no existe la sociedad civil, el antisemitismo solo puede ser estatal.
El antisemitismo estatal es el indicador de que el Estado intenta sacar provecho de los idiotas, los reaccionarios, los fracasados, de la ignorancia de los supersticiosos y la rabia de los hambrientos. La primera etapa es la discriminación: el Estado limita las áreas en las que los judíos pueden vivir, la elección de profesión, su acceso a posiciones importantes y el derecho a matricularse en las universidades y obtener títulos académicos, grados, etcétera.
La siguiente etapa es el exterminio.
Cuando las fuerzas de la reacción entablan una guerra mortal contra las fuerzas de la libertad, el antisemitismo se convierte en una ideología de Partido y del Estado; eso es lo que ocurrió en el siglo XX con el fascismo."

martes, 10 de junio de 2008

El palacio de cristal. Amitav Ghosh


"Y cuando hablamos de política lo hacemos de tal manera que ellos no alcanzan a comprender... No decimos cosas que puedan encasillarnos... En Myanmar no puede decirse algo que valga la pena en lenguaje normal y corriente..., todo el mundo aprende otros modos de comunicarse, lenguajes secretos. Hoy, por ejemplo, he hablado de la teoría de la visualización previa de Edward Weston... De que primero hay que ver con la imaginación la verdad del tema elegido..., y luego la cámara es incidental, algo sin importancia... Si conoces la verdad de lo que ves, lo demás es pura ejecución. Nada puede interponerse entre tu deseo imaginado y tú... Ni cámara, ni objetivo... -Se encogió de hombros sonriendo-. A eso yo podría añadir: ni banda de criminales como este régimen... Pero no tengo por qué decirlo con esas palabras... El auditorio lo ha entendido perfectamente... porque sabían..., ya has visto cómo reían y aplaudían... Aquí en el Palacio de Cristal, la fotografía también es un lenguaje secreto."

domingo, 4 de mayo de 2008

Buda. Vida y pensamiento. André Bareau


"El que ha obtenido la fe en el tathágata y la posee, reflexiona así: "La vida en casa, ese camino polvoriento, es opresión; al aire libre vive el asceta itinerante. No es fácil practicar una vida ascética totalmente plena, totalmente pura, perfecta como una concha grabada, permaneciendo dentro de una casa. Así pues, habiéndome afeitado la barba y los cabellos, habiendo cubierto mi cuerpo con burda tela ocre, debo abandonar mi casa para llevar la vida errante del asceta sin techo"."

martes, 15 de abril de 2008

La vuelta al mundo de un novelista (2). Los tres cabellos de Buda. Vicente Blasco Ibáñez


"Se extiende el oro por los santuarios, y los reflejos pálidos y discretos de su materia tallada parecen un homenaje de humildad ante el oro cegador y estrepitoso del cono central. Hay templos cuyo dorado empieza a desconcharse con la viruela blanca de los siglos. Otros de construcción reciente ofrecen el color gris de la albañilería, en espera de generosos devotos que paguen los adornos que deben cubrirlos. Veo santuarios completamente azules. Tienen sobre sus láminas de laca celestes flores y hojas nacaradas que forman enrejados blancos con reflejos de perla. Y todos estos templos, apoyados unos en otros para disputarse un terreno cada vez más escaso, ofrecen el mismo aspecto de amontonamiento que los panteones de las necrópolis occidentales."

jueves, 10 de abril de 2008

Autobiografía de un adicto al opio. H.R. Robinson



"Antes del alba, una mañana de noviembre, salí de mi camarote para ser testigo una vez más de la magia del amanecer sobre el delta del Irrawaddy. Por encima de los bancos de arena cubiertos de niebla, se erguían los htis de pequeñas pagodas blancas, pero eran los primeros rayos del sol sobre el dorado hti de la pagoda Shwe Dagon lo que yo estaba esperando ver. Era mi saludo de bienvenida a mi regreso a Birmania, mi país de adopción, el país que conocía y conocería aún los extremos de mi dicha y de mi tragedia. Anhelaba esa tierra como el alma puede anhelar su unión con el infinito, pero incluso en ese anhelo había tristeza, una aguda sensación semejante a la despedida."

domingo, 30 de marzo de 2008

Un lugar llamado Nada. Amy Tan


"Al cruzar la frontera y entrar en Birmania, por la ventana del autobús se ven las mismas bonitas flores que en China: margaritas amarillas, hibiscos escarlata y lantanas que crecen con tanta profusión como la mala hierba. Nada cambia de un país a otro, o al menos eso les parerció a mis amigos.
Pero, en realidad, todo se había vuelto repentinamente más denso y salvaje, devorándose a sí mismo como hace la naturaleza cuando se la descuida durante un centenar de años. Fue la sensación que tuve cuando crucé esa frontera, como si yo, al igual que H.G.Wells en su máquina del tiempo, conservara la misma conciencia pero hubiese sido catapultada al pasado."

domingo, 23 de marzo de 2008

Bajo el dragón. Viajes por Birmania, un país traicionado. Rory MacLean



"El padre de Ni Ni se quedó sin trabajo a finales de aquel verano. Le habían acusado de hablar de política con los extranjeros, un infundio de otro masajista más joven que codiciaba su puesto. El encargado del hotel le despidió sin contemplaciones. Más valía echar a un empleado que arriesgarse a tener problemas con las autoridades. Lo irónico era que el padre de Ni Ni había criticado realmente al régimen mientras masajeaba la espalda a los suecos bronceados y relajaba los músculos cansados de los tailandeses."

sábado, 15 de marzo de 2008

Los días de Birmania. George Orwell


"- ¡Ah doctor! - dijo Flory tendido en el sillón-. !Qué alegría más grande estar aquí después de haber pasado por ese condenado Club! Cuando vengo a su casa me siento como un pastor no-conformista que se escabulle de la ciudad y se marcha a casa con una fulana. Necesitaba descansar de ellos -señaló con el tacón en dirección al Club-, de mis queridos compañeros, los baluartes del Imperio. El prestigio británico, la carga que tiene que soportar el hombre blanco, el pukka Sahib sans peur et sans reproche ..., ya me entiende. Menudo alivio estar alejado de toda esta porquería por un rato."

viernes, 7 de marzo de 2008

El arpa birmana. Michio Takeyama





"A donde quiera que uno se dirige en Birmania, la gente de aquí es animada. Se enfrentan a la vida y a la muerte siempre con la misma sonrisa. Las cosas de este mundo y las del otro, si son enojosas, se las confían enteramente a Buda; por lo demás viven libres de egoísmo, en una envidiable indiferencia. Y así labran la tierra, cantan, bailan y disfrutan cada día que pasa.
Birmania es una tierra pacífica. Es débil y pobre, pero aquí se encuentran flores, música, resignación, luz del sol, Budas, y sonrisas..."

domingo, 2 de marzo de 2008

El afinador de pianos. Daniel Mason


"En medio del caos del duelo, cuando todos se marcharon y se llevaron al niño, Edgar distinguió la moneda en el suelo, sobre la huella que el cuerpo había dejado en la tierra. Supuso que nadie había reparado en ella, y la cogió sencillamente porque era del pequeño y no le pareció bien que se perdiera en aquel rincón de la selva. Edgar no sabía que se equivocaba: ni la habían pasado por alto ni la habían olvidado; brillaba como el oro bajo la luz del sol, y todos los críos la habían visto y la habían deseado. Pero lo que los niños sabían, y él no entendía, se lo podrían haber explicado cualquiera de los mozos que cargaban cajones en el tren. Le habrían dicho que los talismanes más poderosos son los que se heredan, y que con ellos se transmite también la suerte."

On the road. Jack Kerouac


"En Oakland me tomé una cerveza entre los vagabundos de un saloon que tenía una rueda de carreta en la puerta, y estaba una vez más en la carretera. Dejé atrás Oakland para llegar a la carretera de Fresno. De dos saltos llegué a Bakersfield, unos seiscientos kilómetros al Sur. El primero que me recogió estaba loco; era un chaval rubio que iba en un trasto lleno de remiendos.
- ¿Ves este dedo?- me dijo mientras lanzaba el trasto aquél a ciento y pico por hora adelantando a todo el mundo.
- Míralo.- Estaba cubierto de vendas. -Me lo acaban de amputar esta misma mañana. Los hijoputas querían que me quedara en el hospital. Cogí mi bolsa y me largué. ¿Qué es un dedo?"

Cartas desde Birmania. Aung San Suu Kyi


"Cuando era niña, en Navidad se solían montar mercadillos de caridad para ayudar a distintas instituciones benéficas, en los que Santa Claus, asfixiado en sus abultadas galas de gruesa tela roja y tras su ondulante barba blanca de algodón, se encargaba de la Lucky Dip (caja de premios*). En una de esas ferias, gané una botella de whisky, que por entonces era un objeto infrecuente y caro. Yo, claro, me llevé un gran chasco, pues esperaba conseguir un juguete o al menos un paquete de caramelos, y estaba absolutamente perpleja por la cantidad de viejos (o eso me parecían a mí) que se acercaban a felicitarme por la suerte que había tenido. Mi madre me pidió que le diera la botella a uno de aquellos entusiasmados hombres que se apelotonaban a mi alrededor, cosa que hice encantada, pero no pude entender por qué el agraciado me dio las gracias tan efusivamente. Aquel incidente mermó mi confianza tanto en la caja de premios como en el gusto de los mayores."

* Caja llena de serrín en la que los niños rebuscan para sacar una papeleta premiada.

City of glass. Paul Auster

Matilda. Roald Dahl


"'Daddy', she said, 'do you think you could buy me a book?'
'A book?', he said. 'What do you want a flaming book for?'
'To read, Daddy'.
'What's wrong with the telly, for heaven's sake? We've got a lovely telly with a twelve-inch screen and now you come asking for a book! You're getting spoiled, my girl!'"

La ciudad y los perros. Mario Vargas Llosa


"Sólo tenía dos pares de zapatos y ahí no le servían de mucho las mañas, aunque sí un poquito. Llevaba al colegio unos zapatos negros con cordones, que parecían de hombre, pero, como tenía pies pequeños, disimulaba. Los tenía siempre brillando, sin polvo ni manchas. Al volver a su casa seguramente se los quitaba para lustrarlos, porque yo la veía entrar con zapatos negros y, poco después, cuando yo llegaba para estudiar, tenía puestos los zapatos blancos y los negros estaban en la puerta de la cocina, como espejos. No creo que les echara pomada todos los días, pero sí les pasaría un trapo."