jueves, 17 de julio de 2008

Sueños en el umbral. Memorias de una niña del harén. Fatema Mernissi


"Tía Habiba decía que cualquiera podía conseguir que le creciesen alas. Era simple cuestión de concentración. No tenían que ser necesariamente alas visibles como las de las aves; las invisibles eran igual de buenas, y cuanto antes empezara una a concentrarse en el vuelo, mejor. Pero cuando le rogué que fuera más explícita, se impacientó y me advirtió que algunas cosas no podían enseñarse.
-Es simple cuestión de mantenerse alerta y captar la seda crepitante del sueño alado- me dijo. Pero me indicó también que había dos requisitos previos para conseguir alas-: El primero es sentirse cercada, y el segundo creer que puedes romper el cerco. - Tras un breve silencio embarazoso, tía Habiba añadió otro dato, sin dejar de juguetear con su tocado, lo cual era indicio de que iba a echarme en cara alguna verdad desagradable-. Y hay un tercer requisito en lo que a tí se refiere, cariño, y es que dejes de bombardear a la gente con preguntas ¡Escuchar con los labios sellados, los ojos bien abiertos y los oídos atentos puede aportar más magia a tu vida que tanto merodear en la terraza espiando a Venus y atisbando a la luna llena!"

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