martes, 31 de agosto de 2010

El Garden Party y otros cuentos. Katherine Mansfield

"A mí continúa pareciéndome igualmente imbécil e infernal tener que volver a la oficina el lunes -explicó-. Siempre me lo ha parecido y no creo que jamás llegue a cambiar de opinión. ¡Echar a perder los mejores años de nuestra vida sentados en un taburete desde las nueve hasta las cinco haciendo cuentas en los libros de caja de cualquier empresa! Me parece un modo sorprendente de pasar la..., la vida, la única que tenemos, ¿no crees? ¿O te parece que estoy soñando?"

Los ojos amarillos de los cocodrilos. Katherine Pancol

"Joséphine dejó escapar un grito y soltó el pelador. La hoja había resbalado sobre la patata produciéndole un gran corte en la piel, en el nacimiento del puño. Sangre, había sangre por todos lados. Se miró las venas azules, la incisión roja, el fregadero blanco, el barreño de plástico amarillo en el que permanecían, blancas y relucientes, las patatas peladas. Las gotas de sangre caían de una en una, salpicando el revestimiento blanco. Apoyó las manos en el borde de la pila y se echó a llorar."

El día del juicio. Salvatore Satta

"Aquel año el verano comenzó en el mes de mayo. Se anunció con ráfagas de viento hirviente, un viento que el África soplaba por encima de todo el Tirreno y no encontraba obstáculos de colinas o de montes. Desde el tiempo de las langostas no se había visto nada parecido. Corría sobre las tanche floridas, sobre los prados donde ya asomaba el trigo, y a su paso todo parecía retorcerse y chamuscarse, como cuando en agosto estallaban los incendios en los bosques. En el pueblo desolado caía una espesa lluvia de arena, que recluía a los hombres en las casas cerradas a cal y canto. Del campo llegaban siniestros gañidos de animales extraviados. Sólo al atardecer, cuando caía el sol, aparecía alguna sombra en el café y en la farmacia: don Sebastiano, don Serafino con el pañuelo entre el cuello y la camisa, Bartolino y los demás con la camisa desabrochada, todos ellos resignados a su destino. Bustianu Pirari decía que eran aquellas rameras partidas a Tunisi a parir el bastardo."

jueves, 5 de agosto de 2010

El primer día. Marc Levy

"Hay días iluminados por pequeñas cosas, por nimiedades que te hacen increíblemente feliz: una sobremesa con risas, un juguete de la infancia que aparece en la estantería de un anticuario, una mano que aprieta la tuya, una llamada que no esperabas, unas palabras dulces, tu hijo que te abraza sin pedir otra cosa que un momento de amor... Hay días iluminados por pequeños momentos de gracia, un aroma que te alegra al alma, un rayo de sol que entra por la ventana, el ruido de un chaparrón cuando estás todavía en la cama, las aceras nevadas o la llegada de la primavera y sus primeros brotes."