jueves, 13 de enero de 2011

El viaje del elefante. José Saramago

"...Vengo a hacerte una petición, pero antes quiero que me digas si tu elefante es de los enseñados, Enseñado, lo que se llama enseñado, en el sentido de saber unas cuantas habilidades de circo, no es, pero suele comportarse con la dignidad de un elefante que se respeta, Serás capaz de hacer que se arrodille, aunque sea sólo con una pata, Sepa vuestra paternidad que nunca lo he experimentado, pero he observado que solimán se arrodilla motu proprio cuando quiere acostarse, ahora de lo que no puedo estar seguro es de que lo haga si yo se lo mando, Puedes experimentar, Sepa vuestra paternidad que la ocasión no es la mejor, por la mañana solimán está casi siempre de mal humor, Puedo volver más tarde, si te parece conveniente, lo que aquí me trae no es sangría desatada, aunque mucho convendría a los intereses de la basílica que aconteciese hoy, antes de que su alteza el archiduque de austria parta hacia el norte, Aconteciese hoy, qué, si no soy demasiado osado preguntando, El milagro, dijo el padre juntando las manos, Qué milagro, preguntó el cornaca al mismo tiempo que sentía la cabeza dándole vueltas, Si el elefante fuera a arrodillarse ante la puerta de la basílica, no te parece que sería un milagro, uno de los grandes milagros de nuestra época, preguntó el sacerdote volviendo a unir las manos,..."

Me llamo Rojo. Orhan Pamuk

La sombra del ciprés es alargada. Miguel Delibes

La colmena. Camilo José Cela