lunes, 30 de noviembre de 2009

Un armario lleno de sombra. Antonio Gamoneda


"Eran ya días de escasez de alimentos, escasez que aumentaba a medida que los territorios y las ciuda­des iban siendo «liberados» por las tropas naciona­les. Habría de ser 1938 o quizá ya 1939; estábamos en los que, según el calendario de la nueva era, serían segundo o tercer «año triunfal», aunque a 1939 hubo de mudársele el nombre para ser con­vertido en «año de la victoria». Algunos alimentos (el aceite, por ejemplo), en León, se adquirían apor­tando cupones, pero creo que, en los días que aho­ra traigo a la escritura, no existía aún un raciona­miento severo, regido por la que se llamó Comisaría General de Abastecimientos y Transportes. Madrid no había caído. No se hacía acuñación de metales; circulaban billetes de una peseta en adelante. Fun­cionó durante algún tiempo una curiosa moneda fraccionaria: en cartoncillos de tres o cuatro centí­metros por el lado mayor, aparecían pegados sellos de correos de cinco, de diez, de veinticinco y de cin­cuenta céntimos, que pronto adquirían un aspecto grasiento. La plata, republicana o monárquica, de­sapareció, y la circulación de los cobres y las mone­das de níquel (el agujereado real) empezó también a restringirse. Supongo que había una política de recogida del dinero que tenía en sí mismo valor ma­terial, como antes se había hecho con el oro y las joyas que los «patriotas» entregaban con mejor o peor voluntad para la «causa». Desconozco lo que, a los mismos efectos, pudiera estarse haciendo en el otro lado, en los territorios de dominio aún republicano."

martes, 17 de noviembre de 2009

lunes, 16 de noviembre de 2009

A thousand splendid suns. Khaled Hosseini

"THE CLIMB WAS HARD for Tariq, who had to hold on to both Laila and Babi as they inched up a winding, narrow, dimly lit staircase. They saw shadowy caves along the way, and tunnels honeycombing the cliff every which way.
"Careful where you step," Babi said. His voice made a loud echo. "The ground is treacherous."
In solne parts, the staircase was open to the Buddha's cavity.
"Don't look down, children. Keep looking straight ahead. "
As they climbed, Babi told them that Bamiyan had once been a thriving Buddhist center until it had fallen under Islamic Arab rule in the ninth century. The sandstone cliffs were home to Buddhist monks who carved caves in them to use as living quarters and as sanctuary for weary traveling pilgrims. The monks, Babi said, painted beautiful frescoes along the walls and roofs of their caves.
"At one point," he said, "there were five thousand monks living as hermits in these caves."
Tariq was badly out of breath when they reached the top. Babi was panting too. But his eyes shone with excite­ment.
"We're standing atop its head," he said, wiping his brow with a handkerchief. "There's a niche over here where we can look out."
They inched over to the craggy overhang and, standing side by side, with Babi in the middle, gazed down on the valley."

Cartero. Charles Bukowski

"Yo siempre compraba el paquete de cervezas en el camino de vuelta, y una mañana desbarré totalmente. Subí las escaleras (no había ascensor) y metí la llave... La puerta se abrió. Alguien había cambiado de sitio todos los muebles, habían puesto una alfombra nueva. No, los muebles también eran nuevos.
Había una mujer en el sofá. Tenía buena pinta. Joven.
Buenas piernas. Rubia.
-Hola -dije-, ¿te apetece una cerveza?
-¡Hola! -dijo ella-. Está bien, tomaré una.
-Me gusta como ha quedado arreglado el sitio -le dije.
-Lo hice yo misma.
-¿Pero por qué?
-Me apetecía -dijo ella.
Bebimos de nuestras cervezas.
-Estás muy bien -dije yo. Dejé mi bote de cerveza y le di un beso. Puse mi mano en una de sus rodillas.
Era una bonita rodilla.
Tomé otro trago de cerveza.
-Sí -dije-, realmente me gusta el aspecto del sitio.
Con toda seguridad va a estimular mi espíritu.
-Me alegro. A mi marido también le gusta.
-¿Pero por qué a tu marido...? ¿Qué? ¿Tu marido? ¿Oye, cuál es el número de este apartamento?
-El 309.
-¿El 309? ¡La hostia! ¡Me he equivocado de piso! Yo vivo en el 409. Mi llave abrió tu puerta.
-Siéntate, querido -dijo ella.
-No, no...
Cogí las 4 cervezas que quedaban.
-¿Por qué te vas? -preguntó ella.
-Algunos hombres están locos -dije, yéndome hacia la puerta.
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir, que algunos hombres están enamorados de sus esposas.
Ella se rió:
-No te olvides de dónde estoy.
Cerré la puerta y subí un piso más. Abrí mi puerta..
No había nadie allí. Los muebles estaban viejos, todo des­conectado, la alfombra prácticamente descolorida. El sue­lo lleno de latas de cerveza vacías. Estaba en el sitio correcto."