martes, 2 de septiembre de 2008

Una infancia en Marrakech. Esther Freud


"Era una tarde cálida y luminosa y habíamos ido al café al aire libre de Xemaá-El-Fná a cenar: cuencos de bissara, una sopa de guisantes secos y comino con un círculo de aceite de oliva flotando encima. Mamá había acabado y hablaba en francés con un hombre de otra mesa. Bea y yo nos pusimos a explorar el café mientras jugábamos a pillar. La regla básica del juego se la había inventado Bea para librarse de la improbable situación de que llegara a atraparla. Si le rozaba la punta de la manga con mi mano extendida, yo tenía que decir algo, una palabra inventada por mí, pero si ella me veía acercarme, podía salvarse gritando "¡Espantoso!", o "¡Estrafalario!", o ambas en un segundo antes de que llegara a tocarla, y así quedaba libre para alejarse corriendo entre las mesas y las sillas mientras yo jadeaba tras ella... con la cabeza llena de palabras."

3 comentarios:

Bertika dijo...

Hola Ana,

Justo me he acabado este libro, no es una gran novela, pero su lectura es agradable y deliciosa. Y tratándose de Marrakech, una ciudad que me fascina....he disfrutado con ella.

Saludos!

Unknown dijo...

Me ocurrio lo mismo que el comentario anterior, el libro no sera una obra de arte pero es muy lindo y me llega al corazon ya que amo Marrakech

Unknown dijo...

Me ocurrio lo mismo que el comentario anterior, el libro no sera una obra de arte pero es muy lindo y me llega al corazon ya que amo Marrakech