viernes, 30 de abril de 2010

La madre. Máximo Gorki

"La madre, con una sonrisa ardiente en los labios, iba detrás de Masin, y por encima de su cabeza veía a su hijo y a la bandera.
A su alrededor aparecían y desaparecían alegres rostros, ojos de diferentes colores; delante de todos iban su hijo y Andréi. Oía sus voces; la de Andréi, velada y suave, se fundía en un solo sonido con la del hijo, pastosa y recia

¡Levántate, arriba, pueblo trabajador!
¡En pie, a la lucha, la gente sin pan!


Y la gente corría al encuentro de la enseña roja, gritaba, se fundía con la multitud, marchaba con ella de vuelta, y los gritos se apagaban entre los sonidos de la canción; aquella canción que cantaban en casa en voz más baja que otras, fluía en la calle sin trémolos, recta, con una fuerza terrible. En ella resonaba un valor férreo, llamaba a los hombres a seguir una larga senda hacia el futuro, advirtiéndoles lealmente de las penalidades del camino.
En su llama, grande y serena, se fundía la negra escoria de lo sobrevivido, la pesada bola de los sentimientos habituales, y se quemaba, convirtiéndose en cenizas, el maldito temor a lo nuevo... "

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