viernes, 21 de agosto de 2009

Tres tristes tigres. Guillermo Cabrera Infante

"-Hay también el invento de las ciudades rodantes. En vez de viajar uno hacia ellas, son ellas las que vienen al viajero. Va uno a la Terminal...
-¿Uno? ¿Y si van dos?
-Es lo mismo. Habrá igualdad. Las estaciones vienen para todos. Se paran esos dos, pues, como un solo hombre en el andén. ¿Cuándo viene Matanzas? le pregunta a un inspector. Matanzas debe llegar de un momento a otro, si cumple el itinerario. Detrás se oye otra voz. ¿Cuándo llega Camagüey? Bueno, Camagüey trae algún retraso. Hay un aviso por los altavoces. ¡Atención viajeros a Pinar del Río! Por el andén número tres está llegando Pinar del Río. ¡Atención! Los viajeros a Pinar del Río se aprestan, cogen su equipaje y saltan del andén a la ciudad, que sigue su camino.
Nada nada nada.
-Hay otros inventos pequeños, más modestos.
-Pobres pero honrados.
-Como las máquinas que ruedan sin gasolina, por gravedad. No hay más que construir las calles cuesta aba­jo. La Shell descubrirá que su perla es de cultivo.
Nada de nada."

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