"En la primavera de 1926, una tarde de lluvia, cualquier persona que pasara por el callejón contiguo a cierto edificio en Lenox pudo haber mirado hacia arriba y visto, no a un niño, sino a la cara de un hombre adulto que lloraba en sincronía con el vidrio de la ventana. Una extraña visión muy poco frecuente: hombres que lloren con disimulo."
jueves, 30 de agosto de 2007
miércoles, 29 de agosto de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)