"El problema consiste en los mármoles del Partenón... es eso lo que Tristano quisiera que tú pidieras, los mármoles que un lord inglés que estaba de embajador en Turquía cuando los otomanos sojuzgaban Grecia hizo desollar del Partenón para llevárselos a Gran Bretaña, como alguien que se encontrase en una carretera desierta a una señora desmayada y le arrancara el collar para llevárselo a su mujer... Eso precisamente, desollado, ésa es la palabra, escritor, los peones de aquel bandido le dieron al pico y a la maza... hace muchos años leí la descripción detallada de uno que asistió al estupro, pero prefiero ahorrártela... Verás, no es que se cogieran un cuadro, que está bien en cualquier pared, robaron un paisaje... los defensores del robo sostienen ciertas teorías... qué sé yo, que los frisos en el British Museum están magníficamente iluminados... como si el sol de Grecia fuera menos luminoso que las luces de neón inglesas... o bien que cuando el lord se los llevó, no eran ya los frisos del templo originario, dado que los otomanos lo habían transformado en una mezquita... bonito razonamiento, pero los otomanos sólo habían cambiado su contenido, que es cosa nimia, qué cuesta sustituir a un dios por otro, no habían cambiado en absoluto el continente... qué simpáticos, ya me gustaría verlos, a estos brillantes teóricos, si se encontraran los pináculos de su abadía de Westminster en el museo de Atenas... El lord en cuestión se llamaba Elgin, Lord Elgin, escríbelo, no sea que los ingleses vayan a confundirlo con cualquier otro lord, con todos los lores que hay en Inglaterra..."
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