"Atravesando un brazo del Sena se llegaba a la Île Saint-Louis, con sus calles estrechas y sus viejas casas altas y hermosas, pero en vez de cruzar el río uno podía doblar a la izquierda y caminar a lo largo de los muelles, viendo al otro lado toda la longitud de la Île Saint-Louis y luego la Cité con Notre-Dame.
En los puestos de libros que hay en el pretil de los muelles uno encontraba a veces libros americanos recién publicados, y los vendían muy baratos. Entonces el restaurant de La Tour d' Argent tenía encima unas cuantas habitaciones y las alquilaban ofreciendo un descuento en el restaurant, y si los inquilinos al marcharse dejaban algún libro en la habitación, el valet de chambre los vendía a un puesto cercano y la dueña del puesto los daba por muy poco dinero. No tenía ninguna confianza en los libros escritos en inglés, apenas pagaba nada por ellos, y los revendía por un beneficio mínimo, pero rápido."
En los puestos de libros que hay en el pretil de los muelles uno encontraba a veces libros americanos recién publicados, y los vendían muy baratos. Entonces el restaurant de La Tour d' Argent tenía encima unas cuantas habitaciones y las alquilaban ofreciendo un descuento en el restaurant, y si los inquilinos al marcharse dejaban algún libro en la habitación, el valet de chambre los vendía a un puesto cercano y la dueña del puesto los daba por muy poco dinero. No tenía ninguna confianza en los libros escritos en inglés, apenas pagaba nada por ellos, y los revendía por un beneficio mínimo, pero rápido."
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